sábado, 30 de octubre de 2010

De las declaraciones de Fidel

 

Por: Antero Duks

Octubre / 2010

 

México debe enviar una nota diplomática a Cuba, para que el gobierno de la isla aclare si respalda o valida las declaraciones de Fidel Castro sobre el presunto complot orquestado en torno a las elecciones presidenciales de 2006, que en el fondo cuestionan la legitimidad del gobierno de Felipe Calderón. De la respuesta dependería la relación futura entre ambos países.

 

El ex canciller Jorge Castañeda y el embajador Enrique Berruga, ex representante de México ante la ONU, en entrevista con EL UNIVERSAL coincidieron en que el gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), debe pedir a la administración de Raúl Castro que explique si las afirmaciones del primer secretario del Partido Comunista, que detenta el poder en ese país, representan la postura de su gobierno.

 

Fidel Castro aseguró que se orquestó una estrategia desde la cúpula del poder en México para debilitar a Andrés Manuel López Obrador, otrora candidato a la Presidencia por el PRD, y el plan incluyó a los llamados video-escándalos en los que el ex mandatario cubano detalló la participación del empresario Carlos Ahumada —detenido en la isla en 2004—, Carlos Salinas de Gortari y el panista Diego Fernández de Cevallos.

 

La respuesta del gobierno federal fue rechazar las declaraciones de Fidel Castro, las que consideró sin sustento y en las que "pretende descalificar a las instituciones mexicanas". En el mismo comunicado, emitido el viernes, la Cancillería agregó: "El gobierno de México hace votos para que pronto el pueblo de Cuba pueda acudir a elecciones libres para elegir a sus representantes y se respeten plenamente los derechos humanos en la isla".

 

Respuesta acertada.

 

Ante este nuevo desencuentro en la relación bilateral, el embajador Berruga dijo que la respuesta mexicana fue la acertada. "Se cuidó la etiqueta diplomática, y en el fondo lo que le está diciendo a Fidel Castro es: 'Con qué credenciales opina sobre las elecciones en México si usted jamás ha visto una en más de 50 años', cuando él ha sido un factor de regresión democrática, y ahora viene a calificar a los demás".

 

Indicó que ante este nuevo intento del ex presidente cubano de incidir en la política nacional, era necesario que el gobierno pusiera un alto, pues en diplomacia es claro que "deben existir límites en la relación entre los Estados".

 

El embajador consideró que en sus declaraciones Fidel Castro "se mete con el corazón de la legitimidad de nuestras instituciones, de las elecciones y de la propia Presidencia de la República, y habría que preguntarle con base en qué hace estas declaraciones de que Estados Unidos metió las manos en la elección de 2006 (…) este tipo de bofetadas no son aceptables, porque en el fondo lo que está haciendo es cuestionar la legitimidad del Presidente de México, es el punto delicado".

 

El ex canciller Castañeda, sobre este nuevo capítulo en la relación bilateral y la respuesta del gobierno mexicano, indicó: "Me da mucho gusto ver que a pesar de los esfuerzos desmedidos de Felipe Calderón por poner la otra mejilla y quedar bien con los cubanos, y hacerse de la vista gorda de todas las trapacerías que hacen interna y externamente, no le quedó más remedio que terminar peleándose con ellos, se comprobó que uno no se pelea con los cubanos, ellos se pelean con uno".

 

Consideró necesario enviar una nota diplomática a Cuba para aclarar los términos de la relación binacional futura.

 

 





 



domingo, 17 de octubre de 2010

El mito de Lázaro Cárdenas del Río

 

Por: Querien Vangal

Septiembre / 2010
 

 

Lázaro Cárdenas del Río fue el presidente de México que dotó de elementos ideológicos demagógicos a la vida pública mexicana de finales de los 30, mismos que estaban encaminados a darle viabilidad al sistema político que emergía entonces. A partir del nacionalismo revolucionario se entiende la férrea defensa que Cárdenas hizo de la soberanía nacional disfrazada, misma que se vio coronada con la mítica expropiación petrolera de 1938.

 

El empeño del general Cárdenas por lograr el olvido de Plutarco Elías Calles, al que finalmente traicionó, del imaginario colectivo lo llevó incluso a renombrar al Partido Nacional Revolucionario, al que llamó Partido de la Revolución Mexicana (PRM). Además, perfeccionó la estructura pensada por Calles y consolidó el corporativismo del sistema político: militares, sindicatos, campesinos y burócratas, que al conjuro de una mafia de líderes corruptos eran ya la base que sostenía al partido en el poder, y de paso aborregó al pueblo, lo hizo pasivo, causando con esto un gran daño al país.  El objetivo, como lo definían, era controlar a las masas campesinas y proletarias del país.

 

Desde el ocaso del periodo revolucionario y hasta la llegada de Ávila Camacho al poder, los militares habían sido los conductores de los hilos del poder. En 1940 las circunstancias se plantearon de un modo distinto, lo que permitió la llegada del primer presidente civil al poder presidencial después del propio Ávila Camacho, quien fue el último general en ejercer la Presidencia.

 

En 1940, México se encontraba dividido, en gran medida por algunos elementos y políticas heredadas del periodo cardenista. La Segunda Guerra Mundial entraba de lleno al plano geopolítico, por lo que en nuestro país se optó por crear y desarrollar instituciones de asistencia social, siempre con el objetivo de fortalecer al sistema u aborregando más al pueblo.

 

De este modo, Ávila Camacho ordenó la creación del  Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto Nacional de Nutrición, el Hospital Infantil y el Instituto Nacional de Cardiología. Los trabajadores tendrían instituciones públicas de apoyo en su actividad laboral. La única condición era que mantuvieran su incondicionalidad del sistema.  Los líderes corruptos se agigantaron adquiriendo un poder omnímodo, a costa obviamente de las "masas campesinas y proletarias".

 

Fue el propio Ávila Camacho quien, en un ánimo conciliador, logró la reforma al artículo 3 constitucional, del que se eliminó la concepción socialista de la educación. Fue en este periodo cuando el secretario de Educación, Jaime Torres Bodet, encabezó un importante esfuerzo de alfabetización, pero era ya demasiado tarde para enderezar el daño que se había causado.

 

Los movimientos políticos y económicos provocados por la guerra reconfiguraron la posición de México en el mundo. La política exterior mexicana era cercana a la estrategia bélica de Estados Unidos, aunque oficialmente se mantenía neutral hacia las partes en conflicto.

 

Nuestro país se decidió a participar en la Segunda Guerra Mundial cuando dos buques mexicanos fueron hundidos por submarinos alemanes. De este modo, la ayuda económica hacia Estados Unidos fue clara, así como los beneficios que esto atrajo para el nuestro país. Puede decirse que esta situación contribuyó enormemente al desarrollo industrial de la segunda mitad del siglo XX mexicano.

 

Las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos crecieron en gran medida y, en correspondencia, Estados Unidos permitió la entrada legal de muchos braceros que trabajarían como jornaleros en el vecino país y vendió a México productos para el desarrollo industrial a un bajo costo.

 

El efecto negativo de esta situación fue que, aun cuando Estados Unidos redujo en 20 por ciento la deuda mexicana, el peso se devaluó únicamente con el fin de permitir que los estadounidenses pudieran comprar mercancías y materias primas a costos ínfimos.

 

La participación de México también fue directa en la guerra, aunque más bien simbólica, ya que 300 elementos del Ejército Mexicano, el Escuadrón 201, fueron enviados a combatir al denominado "Eje del Mal" en el Pacífico durante los últimos meses de la guerra.

 

Para el mundo entero, la Segunda Guerra Mundial implicó una profunda transformación en los órdenes económico y político vigentes. Se logró la consolidación de Estados Unidos como la gran potencia militar. Los vencedores se repartieron el mundo. Ganó Estados Unidos. México, por el contrario, tuvo que pagar por su cercanía con el país norteamericano.

 

A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo tuvo que ser reconstruido, así como las relaciones económicas y políticas entre países. ¿Cuáles fueron los efectos en México de la Segunda Guerra Mundial?  A México le tocó jugar el papel de comparsa. La respuesta está en lo que México está padeciendo actualmente, "siembra vientos y cosecharás tempestades".