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lunes, 01 de marzo de 2010
Los jóvenes de la generación NiNi, salvo lamentables excepciones, son un grupo social con edades entre los 18 y los 30 años, que viven mantenidos en la casa de sus padres y que justifican su existencia pasando los días sin hacer nada.
Ni trabajan. Ni estudian, ni buscan trabajo y ven llegar su incierto futuro, entre la indolencia y el conformismo. La mayoría son jóvenes inmaduros, neo adolescentes que no tienen esperanza de nada, ni un proyecto de vida que les ilusione, aunque se crean felices y privilegiados por no hacer nada, se han convertido en esclavos de su propia vagancia. Algunos se auto engañan haciendo como que estudian o como que trabajan, cuando solamente emplean el 10 por ciento de su capacidad.
Ellos son las secuelas demoledoras de una década prodigiosa de consumismo y despilfarro a nivel económico y de haberles consentido en muchos vicios, como el hedonismo y el vivir aquí y ahora. Si hasta la fecha se han librado de tener que hacer esfuerzos y sacrificios, tarde o temprano tendrán que pagar el precio.
Los hijos NiNi llevan una vida disfuncional y antisocial. Suelen ser maleducados y arrogantes; su energía y objetivos están encaminados únicamente al sexo, al hedonismo, al yo primero, al todo vale y al aquí y ahora. El ocio es la madre de todos los vicios.
La generación NiNi es un fenómeno social que hasta ahora se estimaba minoritario en algunos países. En otros no existe porque cuando los hijos llegan a los 18 años se emancipan o les emancipan sus padres. Se independizan de la casa familiar, dedicándose a estudiar o a trabajar.
Los NiNi han surgido por la ausencia de la enseñanza de virtudes y valores humanos, que promueven el sacrificio que supone el trabajo, el estudio y la vida ordenada. La mayoría de ellos, han sido mimados en su infancia y criticados en la pubertad. Sus alegatos de que mantienen esa actitud por el alto desempleo que hay, que los estudios y los trabajos son cada vez más competitivos y que es mucho más fácil y gratificante, la deserción escolar y el hacer el vago en casa, son incorrectas.
Se dejan llevar por los bombardeos de consumismo que les llegan de todas partes, con invitaciones para comprar continuamente; sus padres han sido tolerantes con su forma de vida porque no han estado cuando ni donde los han necesitado; incluso los han sobornado con regalos y dádivas, y compran la lealtad que tenían que haber ganado gratuitamente y con agradecimiento.
Los jóvenes NiNi corren el riesgo de ser presa fácil de pandillas, narcotraficantes y demás gente de mal vivir. Tienen mucho tiempo libre y necesitan dinero para mantener su ocio, circunstancias que atraen a quienes, para sus fechorías, buscan mano de obra barata, abundante, sin prejuicios, ni valores.
Los jóvenes NiNi son una generación fracasada y encaminada a caer en el mundo de las drogas, el sexo prematuro, el dinero fácil, etcétera. Es más fácil encontrar cómplices en ese grupo, que en el de los que dedican su vida al esfuerzo del trabajo y del estudio.
La ausencia del conocimiento y práctica de las virtudes y valores humanos, relacionada con el estudio y con el trabajo, les hacen mucho más vulnerables hacia los embates malignos de la sociedad, como son el consumo de drogas, alcohol, el sexo fuera del matrimonio, el homosexualismo por dinero, etcétera. Muchos de ellos, entran en las estadísticas de los embarazos no deseados. No es solamente que estén desorientados, es que la mayoría de estos jóvenes, no han tenido, ni tienen, una brújula que les guíe.
Los padres tienen que ofrecer a sus hijos NiNi mejores ideales y referentes que los que les han dado, y fomentarles una nueva cultura, que haga que no se conformen con ser mediocres, ni inútiles en la familia, el trabajo y la sociedad. Les tienen que dedicar tiempo y energía, para que desarrollen hábitos positivos y eliminen los negativos.
Responsabilidad de los padres
Los padres tienen que decir en algún momento un "hasta aquí hemos llegado". "Estudias o trabajas, o las dos cosas a la vez, o te vas de la casa". Los hijos tendrán que cambiar de actitud o asumirán que tienen que buscar otra forma de vida fuera del hogar familiar. Si no se marchan de la casa, conducirán a sus padres hacia la bancarrota.
Algunas veces a los padres les es más cómodo pensar a corto plazo, que a largo plazo en sus concesiones familiares y económicas. No es la solución mirar para otro lado, cuando ven el tipo de vida que llevan. Tienen que enfrentarse a la cruel realidad, que muchas veces es el resultado de haber consentido que los hijos ganaran terreno en ese camino hacia el desorden de sus vidas. Si los hijos NiNi tienen hermanos menores les ofrecen un ejemplo pernicioso, falsas expectativas sobre lo que es el sacrificio y los beneficios del estudio y del trabajo.
Es muy difícil para los padres oponerse a esa situación cuando han estado poco tiempo al lado de sus hijos, pero nunca es tarde para sentarse a dialogar y negociar con ellos su actitud presente y futura. Más vale hacerlo pronto y bien, que tarde y mal. Cuanto más tiempo los hijos NiNi estén sin estudiar ni trabajar, más llegarán a acostumbrase y después, será más difícil que les apetezca cambiar.
Algunos padres incluso derrochan el dinero de sus ahorros, conseguido durante muchos años y guardado para posibles emergencias o para su jubilación, manteniendo a sus hijos. Se olvidan de que cuando surja algún problema grave, los hijos pretenderán que los padres les resuelvan los contratiempos.
Otras generaciones no se permitían el lujo de plantearle a los padres que no querían seguir estudiando ni ir a trabajar. Había unas normas no negociables donde todos tenían que hacer el máximo esfuerzo, para cumplirlas, de forma que estuvieran preparados para el futuro.
Por otro lado, es muy difícil para los jóvenes NiNi iniciar y mantener un noviazgo serio, que les pueda conducir a un feliz matrimonio, ya que no tienen nada que ofrecer a su pareja, y después de pasados los primeros momentos del noviazgo o del matrimonio, al llegar a la cruda realidad de la vida cotidiana, las posibilidades de ruptura son muy elevadas.
Su pareja les verá como seres carentes de personalidad, voluntad y firmeza, para enfrentarse a las situaciones que una vida normal les pide. Tampoco podrán alegar a su favor ninguna circunstancia atenuante, ni dirimente que les impida enfrentarse al hecho de tener que estudiar o trabajar, para después compartir su vida futura con otra persona.
Es casi seguro que se quedarán descalificados para mantener relaciones de noviazgo o matrimonio dignos y duraderos y formarán parte de la enorme cantidad de matrimonios divorciados, por culpa de la falta de dinero o de no querer esforzarse ni poner los medios para conseguirlo. Es casi imposible que puedan formalizar una familia si no tienen bien afianzadas las virtudes del estudio y del trabajo.
Si encuentran un trabajo, es difícil que lo obtengan al tener que pasar por una selección que prácticamente les descarta por su indolencia, ya que las empresas están interesadas en seleccionar a los candidatos en función, entre otras cosas, de lo que han hecho éstos durante su tiempo libre, es decir, fuera del tiempo dedicado a sus obligaciones normales de formación.
Ese vacío de actividades es el que, seguramente, les eliminará como candidatos. Los hijos NiNi tendrán que hacer un esfuerzo extraordinario para poder adaptarse a la disciplina que supone la aceptación de las órdenes y la obediencia a los superiores, así como al orden en los estudios, cuando decidan volver a empezarlos.
No han aprendido a controlar sus apetencias, ni a mantener un equilibrio entre lo que son y lo que quieren ser. Los hijos NiNi han crecido sin raíces ni convicciones, porque lo han tenido todo sin hacer el mínimo esfuerzo. Creen que han disfrutado de una infancia afortunada, sin percatarse que después llega la juventud, la madurez y la vejez, a las que tienen que enfrentarse bajo su propia responsabilidad. No se quieren dar cuenta que su generación, la primera desde hace muchos siglos, tendrá una calidad de vida inferior a la de sus padres, incluso sin haber tenido que vencer los obstáculos que enfrentaron las generaciones precedentes.
Los padres originan hijos NiNi en algunas ocasiones, porque ambos trabajan mucho o porque quieren darles una mejor forma de vivir que la que ellos tuvieron, y les rodearon de toda clase de comodidades, hasta convertirlos en las autenticas joyas de la casa, olvidando la virtud de la austeridad.
Los hijos NiNi, aunque aparentemente parecen felices, pues no pegan ni un palo al agua, viven sin ilusiones, están totalmente desanimados, incluso se dan cuenta de que no tienen esperanza de futuro, ni fe en sí mismos. Han abandonado la lucha por la vida, los estudios y el trabajo, no quieren crecer, ni esforzarse. Son la antítesis de la juventud triunfadora. Pero la sociedad se da cuenta y les pasa la factura, arrinconándolos y despreciándolos.
Los padres de los hijos NiNi se desesperan cuando se dan cuenta de su fracaso como educadores. Incluso no saben o no quieren saber cómo resolver el problema, sin darse cuenta que cuanto más tarden en hacerlo, será más difícil obtener buenos resultados. Se tienen que enfrentar a las malas caras, cuando les proponen soluciones realistas, o simplemente la visita a profesionales, como son los sacerdotes, pastores, rabinos, imanes o médicos, que les puedan ayudar a cambiar de actitud y volver a encontrar la ilusión de vivir.
Los hijos NiNi no quieren ni oír hablar de intentar cambiar. Les aterra escuchar la frase de: El que no estudie o no trabaje, que no coma, y que alguien intente reconducirlos hacia unos horarios, obligaciones y pautas concretas de convivencia con la familia y la sociedad.
Los hijos NiNi, aunque se crean o sean inteligentes, poco a poco se convierten en jóvenes déspotas y tiranos con sus padres, hermanos y familiares. Acaban inhabilitados, marginados e inadaptados para la vida social y laboral.
Los padres suelen ser la causa principal de los problemas de inserción laboral y social de los hijos NiNi. Pero, ¿quién se ocupa de ellos? ¿Cuántos están dispuestos a cambiar de actitud asistiendo a Escuelas para Padres o pidiendo consejos a los que tienen experiencia demostrada? También es cierto que muchos se encuentran solos porque no piden ayuda.
Padres: Negocien con mucha energía esta situación con sus hijos, antes de que sea demasiado tarde para ellos y para ustedes. No se olviden que ellos se condenan al fracaso familiar y social, y puede que les arrastren también.
Arriésguense a asumir la impopularidad de poner límites a sus hijos y a explicarles que tienen que pensar en las graves consecuencias de su modelo de vida. Los padres son parte del problema y, por tanto, tienen obligación de ser parte de la solución, no dejársela solamente a los hijos para que decidan, si quieren o no, mejorar su situación NiNi
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