domingo, 28 de noviembre de 2010

Dudas con terroristas, certezas con el no nacido

 

Por: Federico Müggenburg

Noviembre / 2010

 

 

Hace unos días Felipe González, ex jefe de gobierno de España durante casi quince años, declaró al diario español El País su decisión de no eliminar a la cúpula de la ETA en una entrevista que entre fotos y texto ocupa nada menos que diez páginas.

 

La entrevista abarcó muchos temas y algunos en forma muy amplia. Otros que también merecían la pena, no fueron tocados para nada. Sin embargo para el periódico la nota más destacada es la relativa a ese tema. No sólo encabeza la primera plana del diario, sino la primera página de la entrevista con amplia foto. El texto es el siguiente:

 

 "Tuve una sola oportunidad en vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. Nuestra gente había detectado el lugar y el día de una reunión de toda la dirección en Francia... La posibilidad de detenerlos era cero. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Dije no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto… Una de las cosas que me torturó fue cuántos asesinatos de inocentes podría haber ahorrado".

 

Llama la atención que se afirme categóricamente que "la posibilidad de detenerlos era cero", y no se explique por qué. Pero más llama la atención que: "una de las cosas que me torturó fue cuántos asesinatos de inocentes podría haber ahorrado".

Este escrúpulo que "le torturó" y le tortura aún, a tantos años de distancia,  no existe ni remotamente sobre el envío al Congreso de la propuesta, de inmediato aprobada, para despenalizar el crimen del aborto. De no haberla enviado, podría "haber ahorrado miles de asesinatos de inocentes", además en este caso, indefensos totalmente.

 

Sobre los terroristas de la ETA, parece que el análisis de la probable respuesta armada al ataque o intento de detención, le llevó a la conclusión de que la posibilidad de detenerlos era cero, y que tampoco debía liquidarlos, pero en el de los no nacidos, ninguna duda, sólo certeza. Y eso no le tortura en lo más mínimo. Entre los dichos más claros está el de: "dos varas y dos medidas", aunque se trate de una misma ética referida al mandato "no matarás".

 

Con esta abierta confesión de sus actitudes, en un caso explícita y en el otro silenciada, se ve con absoluta claridad que el relativismo ya se había enseñoreado en su mente. Ya había ocurrido el repudio de los socialistas democráticos de Europa, a las tesis de Carlos Marx y se habían conservado y aplicado las de Federico Engels.

 

Ahí se había fraguado la argumentación que años después, ya como ex Jefe de Gobierno, Felipe González sembró en América Latina con la "venta" de lo que llamó "socialismo descafeinado", que fertilizó en algunas consciencias políticas para la implantación de las tesis socialdemócratas, que hoy son el paradigma ideológico de la cultura de la muerte y va desarrollando dicha incubación en varios países de América Latina. El modelo profundizado por José Luis Rodríguez Zapatero va convenciendo a personajes como Kirchner, Lula y ahora su heredera Rouseff, y en el caso mexicano a Marcelo Ebrard.

 

También vale la pena destacar que el periódico español El País haya seleccionado para publicar la entrevista de Felipe González, exactamente en los dos días en que viajó a España el Papa Benedicto XVI para visitar Santiago de Compostela, con motivo del Año Xacobeo, y para consagrar en Barcelona el templo de la Sagrada Familia, proyectado por el arquitecto Antonio Gaudí, en proceso de beatificación.

 

Este viaje papal habría permitido suponer a los integrantes del PSOE, y los seguidores de su mentalidad, que se harían referencias muy claras, como en realidad ocurrió, al avance del secularismo y la rápida disminución de la práctica religiosa en Occidente.  Benedicto XVI aseguró que "la gran batalla decisiva se juega en España entre la fe y la razón". Y relacionó al actual choque entre la fe y el laicismo agresivo en la España actual con el anticlericalismo de la Segunda República.

 

Poner en contraste diez páginas de entrevista a Felipe González, además de la nota principal de primera plana, frente a una referencia al Papa, de dos pequeñas columnas y dos páginas de grandes fotos y crónica, convertida en opinión y no en reseña de los hechos, nos da la clave de intenciones.

 

Al día siguiente el mismo periódico resalta una foto a color contraponiendo al presidente español, de traje negro y sentado, viendo con displicencia a la distancia a un Papa vestido de blanco y de pie, dirigiendo su mensaje de despedida.  No sólo emitieron contrastes en textos y tamaños con noticias ya editorializadas e interpretadas, además de figuras y colores que refuerzan un ejercicio mediático de contraposiciones entre dos mundos y dos culturas.

 

Esa es una realidad de los ejercicios actuales de los medios de comunicación masiva. Y siendo cierto que son visiones distintas, ya que una es la cultura de la muerte y otra es la cultura de la vida, la intención de confrontarlas presentándolas, en el primer caso como el "avance de los derechos y el progreso humano" y a la otra como "la regresión a los dogmatismos oscurantistas medievales", no hace más que reforzar el predominio actual de la "dictadura del relativismo".

 

Ella se hace evidente en las decisiones políticas de Felipe González y en la forma de presentar las noticias del viaje del Papa, en contraposición a la cosmovisión socialdemócrata en vigor.

 

La influencia de los medios de comunicación masiva en los sucesos actuales tratando de borrar la identidad cultural de las naciones occidentales cristianas es evidente, y nos reclaman como un gran reto para saber de qué tamaño es la batalla cultural que hoy vivimos.

 

 

 

 

 

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