Por: Raúl Espinoza Aguilera
Enero / 2010
Un grupo de periodistas, activistas e intelectuales firmaron recientemente un desplegado en un periódico de circulación nacional a propósito de que en el estado de Chiapas, el mes pasado, se reformó la ley para que se respete la vida humana desde el momento de la concepción.
En el texto del escrito, publicado el 14 de enero, me llamó particularmente la atención una idea que sostienen: que la defensa de la vida humana obedece a motivos religiosos y no científicos. Además, que esta reforma –afirman– va contra el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo para abortar y pone en riesgo su salud.
Reconozco que no salgo todavía de mi asombro al contemplar que no obstante que los firmantes –se supone– son personas connotadas, manifiestan una gran ignorancia sobre los más elementales conocimientos que aporta la genética moderna.
¿Qué nos dice la ciencia médica a la que los firmantes invocan? Desde la fertilización, es el momento en que el ser humano inicia su vida y está formado por una sola célula; el cigoto tiene su individualidad. Desde ese momento, se tiene un genoma humano completo, nuevo y único. No se trata de una célula común y corriente, sino que es un embrión en desarrollo que crecerá hasta formar un ser humano completo.
Desde que el ser humano es un cigoto ya se pueden conocer (por diagnóstico molecular) muchas de sus características: sexo, enfermedades genéticas, color de la piel, estatura aproximada, etcétera.
También los científicos S.F. Gilbert, A.L. Tyler y E.J. Zackin en su reciente trabajo de investigación genética, y que fue publicado en un libro con el título: "Bioética y la nueva embriología" (Sinauer Associates, Inc. And W.H. Freeman and Company, New York, 2007), después de muchos años de estudio, han llegado a estas conclusiones sobre la vida humana y coinciden con las mismas aseveraciones de numerosos especialistas de otros países sobre esta misma materia:
§ Día uno: El óvulo es fertilizado y la vida humana comienza.
§ Día seis: El embrión comienza su implantación en el útero.
§ Día 22: El corazón comienza a latir con la propia sangre del niño.
§ Tercera semana: la columna vertebral y el sistema nervioso se comienzan a formar, lo mismo que el hígado y los riñones. Los intestinos comienzan a adquirir su forma.
§ Quinta semana: Comienza el desarrollo de los ojos, piernas y manos.
§ Sexta semana: Las ondas cerebrales son detectables. Se pueden observar la boca y los labios. Comienzan a desarrollarse las uñas.
§ Séptima semana: se forman los párpados y los dedos de los pies. El bebé puede mover sus piernas y nadar.
§ Octava semana: Cada órgano está en su lugar (organogénesis). Los huesos sustituyen a los cartílagos. Se comienzan a formar las huellas digitales. A partir de esta semana, el niño –desde el vientre de su madre– puede escuchar sonidos.
§ Novena y décima semanas: Están en plena formación los dientes y las uñas. El bebé puede girar
su cabeza y hasta fruncir el ceño y tener hipo.
§ Onceava semana: El niño puede asir objetos con sus pequeñas manos. Todos los sistemas orgánicos ya están funcionando. El bebé ya tiene la estructura ósea y la de sus nervios.
§ Doceava semana: El niño puede experimentar dolor. Ya tiene médula espinal. Sus cuerdas vocales están completas e incluso se puede chupar el dedo.
§ Cuarto mes: El niño mide entre 8 y 10 pulgadas.
§ Semana decimoséptima: El bebé puede reconocer la voz de su madre.
(Confrontar páginas 10 y siguientes del libro citado).
Esto es lo que aporta, hoy en día, la ciencia médica: Antes de las 12 semanas el niño concebido ya no forma parte del cuerpo de la madre, sino que tiene genes y un ADN propio, único y original, completamente diferente al de sus padres. Los científicos concluyen que el ADN que tuvimos en el momento de la fertilización es prácticamente idéntico al que ahora tenemos.
En este mismo sentido, a partir de que el óvulo es fertilizado, se inicia una evolución asombrosamente perfecta y encaminada a que lo que nazca sea siempre un hombre o una mujer y no un conjunto de células amorfas ni un tejido tumoral.
Por otra parte, desde el punto de vista jurídico, tanto el bebé no nacido como la madre tienen el mismo derecho a que sus vidas sean respetadas. Particularmente ese pequeño necesita de ayuda y protección puesto que se encuentra indefenso.
Sería discriminatorio e inhumano que se condene a la pena de muerte a un niño –mediante el aborto– por el solo hecho de que "no es deseado" y sea destinado a la basura como un objeto inútil.
Me pregunto si a una sociedad que permite la eliminación de los no nacidos se le puede llamar "democrática", "tolerante" y "razonable". ¿No estamos acaso asistiendo a un acto de barbarie tan despreciable como los campos de exterminio nazis?
¿Estos periodistas, activistas e intelectuales han estado alguna vez en un centro donde se efectúan abortos? ¿Han observado con detenimiento el estado en que quedan esos niños después de que los médicos los han destrozado con el bisturí o inyectado sal y otros líquidos letales? No creo que sean capaces ni de acercarse a una clínica donde se asesinan a esos seres inocentes.
Afirman, también, que les preocupa "la salud de las mujeres" para que puedan practicárseles abortos en condiciones higiénicas. ¿No es acaso más antinatural el destruir un ser humano desde el seno materno que permitir que la mujer pueda dar a luz?
También les preguntaría, ¿han tenido conversaciones –aunque sea de modo superficial¬– con chicas que han abortado? ¿Conocen los profundos traumas que deja cada aborto en una mujer? ¿Saben a ciencia cierta cómo les afecta y les marca por el resto de sus días? Los animo a que platiquen con psiquiatras para que les narren los trastornos emocionales que padecen las pacientes que han abortado. En este terreno, las aportaciones de la medicina psiquiátrica son sencillamente demoledoras.
Sin duda, es muy fácil firmar un desplegado a favor del aborto porque supuestamente es lo "políticamente correcto", porque se está "a la moda", a la "vanguardia" y se tiene una "visión progresista".
¡Ah, y por supuesto que quienes no están de acuerdo con su postura, entonces hay que apresurarse a colocarles la etiqueta de "retrógrados", "oscurantistas", "medievales", "ultraderechistas", "archiconservadores", "mochos", "persignados", y un largo etcétera!
Ya conocemos todos –de sobra– ese juego perverso, esas maniobras y esa manipulación del lenguaje que no hacen sino manifestar una grave intolerancia y una irresponsable actitud de cerrar los ojos a los descubrimientos de la ciencia.
Señores, no se engañen con tanta ingenuidad. Lo que la genética moderna aporta al mundo actual resulta evidente e irrefutable.
Por otra parte, el hecho de que en tantos estados de la república se esté reconociendo el derecho a la vida desde el momento de la concepción no hace sino reflejar la opinión de la gran mayoría de los mexicanos.
Y si Chiapas ahora se ha unido a muchas otras entidades para defender la vida de los no nacidos es para darle la enhorabuena a sus legisladores, funcionarios públicos y a todos los chiapanecos.
«El respeto a la ley enaltece nuestro espíritu»
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