martes, 2 de febrero de 2010

El cinismo de doña Beatriz

Por: Antero Duks

Enero / 2010

 

La señora doña Beatriz Paredes Rangel es merecedora de todos mis respetos.  Primero por su condición de mujer y por ser  muy inteligente y capaz.  Pero eso no impide que esboce una crítica a lo que considero un verdadero cinismo.  Decir que el PR, como lo ha dicho en varias ocasiones,I es el único partido que sabe gobernar no merece otro calificativo.

 

En general, sus discursos denotan una prepotencia sin par, algo que no tiene otra explicación nada más que  esa soberbia que siempre ha demostrado el PRI.

 

A continuación, transcribo un discurso que recientemente pronunció, en una reunión de su partido celebrada en Veracruz el día 29 de enero Pmo. Pdo.

 

«Señor licenciado Fidel Herrera Beltrán, Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz;

Señora Gobernadora del Estado de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco;


Señores gobernadores del Estado de México, Hidalgo y Puebla, Enrique Peña Nieto, Miguel Osorio Chong, y Mario Marín Torres;


Compañero presidente municipal del Heroico Puerto de Veracruz;


Compañero líder del Congreso local;


Compañero presidente del Comité Directivo Estatal del PRI;


Amigas y amigos.


Quiero en primer lugar dejar testimonio de respeto, de solidaridad, de compañerismo, con Francisco Rojas, nuestro coordinador, un conductor de la bancada en tiempos aciagos, que tiene el talento, la serenidad y la visión para consolidar que esta mayoría parlamentaria juegue un papel trascendente en la historia contemporánea de la República. Gracias Paco, tus compañeros diputados estamos contigo y vamos contigo.


Todas las legislaturas son históricas, reflejan la circunstancia por la que atraviesa la vida del país en el momento de su integración, y las tensiones que sacuden a la sociedad que representan. Heterogeneidad social de nuestra patria, que en el crisol de la Cámara de Diputados levanta la voz y se eleva en el propósito de encontrar respuestas, en el propósito de salir adelante.


Para el Partido Revolucionario Institucional, la LXI Legislatura tiene, sin embargo, una significancia especial: Es la Cámara de Diputados que realiza sus tareas en el marco de las conmemoraciones del Centenario y el Bicentenario del inicio de dos gestas que definieron a la nación mexicana, la Independencia y la Revolución. Nosotros los priistas, representamos el hilo de continuidad entre los ideales de Morelos y las reivindicaciones de justicia social de los adalides de 1910-1917. Somos miembros del partido que surgió como brazo político de quienes ganaron la Revolución Mexicana.


Pero, para el PRI del siglo XXI, esta bancada es además altamente significativa porque proyecta la recuperación de nuestra corriente histórica, después de los reveses electorales de años recientes, y nos inscribe en la posibilidad de ser la fuerza definitoria de la tarea legislativa en la Cámara.


A mí, me enorgullece formar parte de esta Legislatura, acompañar a este conjunto de hombres y mujeres, valiosos y auténticamente representativos de la diversidad nacional, y comprometidos en la construcción de mejores horizontes para nuestro pueblo, y de opciones viables para el desarrollo nacional.


Tengo la certeza de que la LXI Legislatura cumplirá cabalmente con su responsabilidad con el país y a favor de las mayorías nacionales.


Lo haremos, no obstante el desprestigio del Poder Legislativo, deterioro que no socava sólo a un conjunto de individuos, sino corroe la credibilidad de las instituciones de la democracia representativa. Con autocrítica promoveremos las reformas pertinentes para el mejor funcionamiento de la Cámara de Diputados, pero con visión de trascendencia defendemos la función legislativa y el papel del legislador en la actividad que dibuja el porvenir de una sociedad.


La Cámara es el espacio que fomenta y posibilita acuerdos, es la síntesis de una realidad que en medio de contradicciones e intereses, es capaz de darse de manera civilizada, sobre los debates más álgidos, las leyes que rigen la convivencia del todo social en un Estado de Derecho.


Por ello, no compartimos las reformas que debilitan al Poder Legislativo; por el contrario, creemos que una de las expectativas que generó la alternancia - frustrante esta, para la sociedad civil, por su inconsecuencia, - era la de propiciar un mayor equilibrio entre los poderes y un presidencialismo mucho más democrático, transitando, paulatinamente, a un régimen semipresidencialista, con mayor participación ciudadana.


¿Ó, de qué se trata? ¿De cambiar el autoritarismo del régimen de partido hegemónico por un autoritarismo de nuevo cuño, con la "justificante" de poderes metaconstitucionales para restablecer la seguridad?


¿Ó, de qué se trata? ¿De sustituir un régimen federalista incipiente por un centralismo nulificador de la creatividad y potencia de las entidades federativas, que libera la capacidad de nuestras regiones, so pretexto de la falta de transparencia?


¿Ó, qué se pretende? ¿Relegar y enjuiciar las alianzas de los grupos revolucionarios, obreros, campesinos, de los sectores populares que convergieron para cambiar el orden de las cosas y establecer una sociedad más justa, para integrar alianzas coyunturales vergonzantes, donde los extremos que hace apenas tres años se negaban unos a otros, poniendo en riesgo la estabilidad política de México, hoy se buscan y coquetean, olvidando ideologías y principios, demostrando que el electorado mexicano les merece poco respeto?


¿Ó, qué se busca, qué se pretende? ¿Polarizar al país generando falsos debates sobre los derechos civiles, cuestionando las libertades de las minorías, socavando los derechos de las mujeres, jugando perversamente con la idiosincrasia de un pueblo noble y generoso, exaltando odios, descalificaciones y rechazos, sembrando, pues, la división social?


¿De qué se trata?


El presente de México requiere de una acción política mucho más seria y consecuente, que busque restablecer el tejido social resquebrajado por el desempleo y la pobreza; que impulse a la economía nacional para que los sectores productivos encuentren certezas y respaldos para su despliegue, en beneficio de todos; que enfrente a la inseguridad con la colaboración del conjunto. En el combate a la inseguridad, no hay participación honrada desdeñable o descalificable.


Dividir, enfrentar, emponzoñar el ambiente del país y deteriorar la relación con quienes representan la fuerza mayoritaria, no es una fórmula inteligente. Ni siquiera es una fórmula, es un desatino.


Compañeras y compañeros de partido.


Al inicio de mi intervención reivindiqué nuestra estirpe independentista en el pensamiento de José María Morelos, y particularmente en esa síntesis prodigiosa que constituyen "Los Sentimientos de la Nación"; valoré nuestra raigambre revolucionaria, irrenunciable porque nos dio origen, razón de ser, y nos identifica.


Que no se confundan. El PRI, en beneficio del equilibrio en el país, en el propósito de alentar la armonía social en una patria que ha sido asolada los últimos años por la polarización; repito, el PRI, en el espectro político del país, en beneficio de coadyuvar a la armonía social, en la búsqueda de cuidar la estabilidad institucional, ha jugado un rol de centro progresista democrático, con capacidad de diálogo y negociación con todas las fuerzas.


Ese es nuestro rol político, porque creemos que el país ha estado hambriento de reconciliación, y porque no queremos ensanchar polarización que siembra divisiones, que devienen en fracturas infranqueables.


Pero nuestro rol político, no renuncia a nuestro rol ideológico: nosotros, somos independentistas, nosotros compartimos los ideales de justicia social que no han caducado y que le dieron sentido y razón al brazo político de la Revolución Mexicana.


Nosotros somos progresistas, y si me permiten reivindicar un concepto de un gran mexicano, Adolfo López Mateos, nosotros somos de izquierda dentro de la Constitución Mexicana.

¡Que no se confundan los que dicen que no estamos definidos!


Lo que no estamos, es haciéndole el juego a la polarización, lo que no estamos es coadyuvando a enfermar a la sociedad mexicana con el rechazo a los avances de los grupos sociales que demandan respeto a sus derechos civiles de cuarta generación, lo que no estamos es al servicio de intereses que afortunadamente la historia de México colocó en su lugar, y lo hizo, aquí, en Veracruz.


Es momento no sólo de reivindicar nuestra estirpe independentista, nuestra raigambre revolucionaria, nuestra convicción política de cuidar la armonía, el diálogo con todas las fuerzas y la construcción progresista de la estabilidad del país, nuestra ideología de avanzada.


Es momento, - y quién lo diría, a inicios del siglo XXI,- de reivindicar, sobre todo, nuestra estirpe liberal. Somos liberales, creemos en el Estado laico, somos juaristas, y aquí en Veracruz, donde en julio 7 de 1859, Don Benito Juárez, Manuel Ruiz, Melchor Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada suscribieron, quiero reiterar y repetir lo que ellos plantearon, porque sigue siendo, y quién iba a decirnos, más de 150 años después, sigue siendo, porque las batallas siempre hay que darlas, ideario que tenemos que abanderar:


Y cito: "El programa de lo que se intitula el Partido Liberal de la República, ….no es la bandera de una de esas facciones que en medio de las revueltas intestinas aparecen en la arena política para trabajar exclusivamente en provecho de los individuos que la forman, es el símbolo de la razón, del orden, de la justicia y de la civilización, a la vez que la expresión franca y genuina de las necesidades de la sociedad".


El PRI del siglo XXI mira al horizonte, tenemos capacidad de construir el porvenir que demanda la mayoría de nuestra patria, tenemos la fuerza, tenemos la cohesión, tenemos la historia, tenemos la herencia y tenemos la grandeza.

 

Posteriormente, el día 25 de enero, en la reunión parlamentaria celebrada en la ciudad de México.

 

«C. Sen. Carlos Navarrete, Presidente del Senado de la República

C. Dip. Francisco Ramírez Acuña, Presidente de la Cámara de Diputados

Señores Presidentes de las Juntas de Coordinación Política del Senado

Sen. Gustavo Madero

Dip. Francisco Rojas

Sra. Carmen Alanís, Presidenta del Tribunal Federal Electoral

Sr. Sen. Manlio Fabio Beltrones, Coordinador de la Bancada del PRI en el Senado y Presidente del Instituto Belisario Domínguez

Colegas representantes de los Partidos políticos nacionales

Representantes de organismos internacionales y de instituciones académicas

Señoras y Señores Legisladores

Señoras y Señores:

 

Participo  en  esta  Reunión  con  la  representación  del  Partido  Revolucionario  Institucional, para  subrayar  el  interés  que  tiene  la  organización  que   represento  en  las  tareas  del  Senado  de  la  República, la  decisión  de  atender  las  convocatorias  de  este  Honorable  cuerpo  colegiado, y  el  compromiso  de  acompañar  a  la  bancada  del  PRI  del  Senado, en  sus  iniciativas. El  quehacer  político  del  PRI,  se  ve  enriquecido  por  nuestra  bancada: profesional, enterada, patriota  y  con  visión  de  Estado. Gracias, correligionarios  Senadores, por  prestigiar  a  su  Partido con su comportamiento.

 

Comparto  algunas  reflexiones  sobre  la  temática  de  la  Reforma  del  Estado, no  sin antes mencionar  que  en  las  diversas  instancias  del  PRI  es  un  tema  que  estamos  analizando, y  en  el  debate  interno  que  caracteriza  la  practica  democrática  hacia  el  interior  del  PRI  del  Siglo  XXI,  las  diversas  corrientes, organizaciones  gremiales  y  expresiones  regionales  tendrán  mucho  que  aportar. Ya   mismo, la  bancada  del  PRI  en  la  Cámara  de  Diputados,  entre otras conclusiones, acordó: constituir un Grupo de Trabajo Parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados para analizar los temas contenidos en el proyecto de Iniciativa de Reforma Política presentada por el Ejecutivo al Congreso y los proyectos demás que ya existen, que importan a la fracción parlamentaria, con la recomendación de que haya coordinación con la Cámara de Senadores.

 

Así actuaremos los diputados  federales, en respetuosa coordinación con la colegisladora.

 

Por eso,  mi  intervención  refleja  el  punto  de  vista  de  la  dirigencia, sujeta  a  la  compleja  articulación interna  de  consensos,    que  proyecte  la  posición  mayoritaria  Priísta.

 

La  practica  nos  ha  enseñado  que  las   diversas  legislaciones  en  materia  de  reforma  política  que  se  han  dado  en  el  país  en  las  últimas  tres  décadas,  han  tenido  una  intencionalidad  derivada  del  contexto  o   han  sido  la  respuesta  del  sistema  ha  problemas  evidentes  de  la  realidad  política  concreta .

 

Así, la  reforma  política  de  1977  estableció  el  sistema  de  partidos. Abrió  el  régimen  al  reformar  la  Cámara  de  Diputados  y  proponer  el  sistema  mixto  de  representación. Es  el  inicio  del  desmantelamiento  del  régimen  de  partido  hegemónico. Posteriormente, vienen  las  reformas  electorales  sucesivas, la  motivación  esencial  era  dar  certeza  al  sufragio  y  evitar  el  fraude  electoral. En  ese  propósito, que  para  algunos  fue  la  única  constante, se  llegó  a  alguna  sobrerregulación  que  es  conveniente  revisar. Estamos  atrapados  en  la  tendencia  de  judicializar  los  procesos  electorales y el  costo  de  las  instituciones  que  organizan  las  elecciones  y  atienden  el  litigio  electoral  se  ha  multiplicado  sobremanera. En  materia  de  transparencia  electoral, en esta  infinita  cadena  de  desconfianzas  y  aproximaciones  sucesivas, falta  probar  la  urna electrónica y  un  esquema  práctico  y  eficiente  de  actualización  y  depuración  del  Padrón  electoral. Diré, una  vez  más, aunque  encuentre  oídos  sordos: en  el  PRI  consideramos  inoportuna  la  pretensión  de  establecer  la  cédula  de  identidad.

 

El  desmantelamiento  del  régimen  del  partido    hegemónico, y  la  pluralización  del  sistema, devinieron  en  la  alternancia, y  en  un  régimen  de  partidos  mas  equilibrado, que  no  ha  modificado, sin  embargo, algunos  de  los  perfiles  básicos  del  régimen  político  del  Siglo  XX  mexicano, y  al que  parecería, ante  la  insatisfacción  social, es necesario  poner  en  cuestión. Por  ello  es  pertinente  la  pregunta  ¿Cuál  es  el  propósito  esencial de esta reforma del  Estado? ¿Cuál es el propósito, del esfuerzo para generar  consensos de la tarea de los legisladores?

 

¿Somos  capaces  de  llevar  a  cabo  una  reforma  de  largo  aliento, que  avance  en  la  democratización  del  sistema, e  impulse  una  gobernabilidad  democrática  eficaz, o  seguiremos  parchando  al  régimen  del  siglo  XX, por  temor  a  dar  el  salto, por  conveniencia  o  carencia  de  imaginación?

 

La reproducción  de  un  presidencialismo  fuerte, al  estilo  del  régimen  mexicano  de  las  décadas  de  1920  en  adelante, es  una  pretensión  inviable, y  vemos  con  enorme  preocupación  una  tendencia  del  partido  en  el  gobierno  a  partidizar  la  función  pública, en  lugar  de  avanzar  en  la  profesionalización, el  servicio  civil  de  carrera, y  la  existencia  de  una  administración  pública  neutra, basada  en  el  conocimiento  y  la  meritocracia, característica  de  todo  Estado  democrático  moderno. De  allí  que  parezca  razonable,  insistir  en  los  beneficios  de  ratificar  a  los  altos  funcionarios  del  sector  público  por  el  poder  legislativo, a  través  del  Senado, con  la  reglamentación  que  se  requiera  para  no  limitar  facultades  del  Ejecutivo, sino  racionalizar, con  visión  de  Estado, nombramientos  que  son  de  gran  importancia  para  el  desempeño  público, en  beneficio  de  la   población.  Aquí, valdrá  la  pena  discutir  si  es  oportuna  la  moción  de  censura, pues  en  nuestra  realidad  hiperpresidencialista, un  funcionario, por  cuestionado  que  este, por  ineficaz  que  sea  su  ejercicio, sí  goza  del  favor  presidencial, sigue  tan  campante.

 

Es  de una enorme preocupación, que  los  avances  en  la  mayor  competitividad  plural  en  el  sistema  electoral, estén  acompañados  de  medidas  que  son  una  regresión: un  mayor  centralismo  y  un  discurso  que  desacredita  la  trascendencia  del  pacto  federal, confundiendo  antipatías  o  prejuicios  en  relación  con gobernadores, con  debilitamiento  de  los  estados  y  municipios, inhibiendo  así  la  capacidad  creadora  de  las  regiones, en  un  país  tan  heterogéneo  y  con  más  de  105  millones  de habitantes. La  Reforma  del  Estado  que  se  requiere, debe  ser  federalista, y establecer, a través de las legislaturas locales y otros mecanismos, los controles y fiscalización necesaria para que no existan prácticas regresivas a nivel local.

 

La  influencia  acrecentada  de  los  poderes  fácticos  debe llevarnos a  ser  prudentes  con  decisiones que en apariencia son de  avanzada, pero  que  en  la  realidad  nacional  actual, pudieran  ser contraproducentes. El  debate  sobre  las  candidaturas  independientes  se  tiene  que  dar  no  desde  el  ideal  democrático  de  una  sociedad  civil ampliamente  participativa  y  con  alta  densidad  ciudadana, sino  desde  el  hecho  inusitado  del  hiperactivismo  de  los  grupos  de  ultraderecha, que  quizá  crean  que  la  confusión  que  impera  en  algunos  temas  los  llevara  a  tomar  el  poder  político. Desde  el PRI  les  decimos: no  pasaran.

 

Los  estados  democráticos  modernos, son  laicos. Si  algo  le  enseñó  a  la  humanidad  la  crisis  del  11  de  septiembre de 2001, es  que  autentico  desarrollo  democrático, modernidad y laicisidad  van  de  la  mano. Fortalecer  a  las  instituciones  seculares, y  garantizar  que  las  iglesias  ejerzan  su  función  dentro de su  ámbito, en  un  país  en  el  que  existe  libertad  de  culto, son  definiciones  que  no  admiten  distorsión.

 

Es indispensable acrecentar la cultura ciudadana, y el ejercicio pleno de los ciudadanos de los derechos que distinguen a las sociedades democráticas modernas: políticos, civiles, económicos. Así pasaremos de una democracia electoral basada en la mercadotecnia a una democracia integral con gran participación de los seres humanos. Una democracia no de consumidores de productos electorales, sino ciudadanos que saben construir la nueva sociedad que requiere nuestra patria.

 

 

Señoras  y  Señores:

 

          En  el  PRI  tenemos  la  certeza  de  que  el  escenario  nacional  de  insatisfacción, de  desprestigio  de  los  partidos  políticos,  de  deterioro  de  las  instituciones  democráticas, de esta magna  crisis  económica, de la  gravedad  de  los  problemas  de  inseguridad, de la  ineficacia  en  la  gobernación, está  generando  un  clima  de  desaliento  propicio  para  descalificaciones  generalizadas, y  tentaciones  autoritarias. El  tufo  del  autoritarismo, paradójicamente, se  deja  sentir  hasta  en  algunas  de  las  iniciativas  presentadas, que  pretenden  debilitar  al  Poder  Legislativo, so  pretexto  de  mayor  agilidad  para  legislar.

 

Es  indispensable  una  reforma  al  Poder  Legislativo, en  ello estamos. Hay  que  discutir  tamaño, composición,  mayor  participación  ciudadana, generación  de  mayorías  estables, reelección, y  muchos  otros  aspectos  para  vigorizar  su  papel  y para lograr que  la  sociedad  conozca  de  su  utilidad  y  funcionalidad. Pero  modernizar  al  Poder  Legislativo  a  partir  de  debilitarlo, no  es  la  formula  correcta, al  menos, no  lo  es, desde  la  perspectiva  del  avance  democrático. Es necesario, también, regular con mayor precisión la organicidad de los partidos políticos, la naturaleza de sus alianzas, la transparencia en el manejo de los recursos públicos. Es hora de promulgar una Ley General de Partidos Políticos.

 

Pero en el fondo, la  pregunta  es: ¿si  nos  encontramos  en  el  momento  de  instituir las  bases  de  un  régimen  semi-presidencialista, que  establezca  mecanismos  para  construir  acuerdos  de  gobernabilidad  estables, y  propicie  la  formación  de  mayorías, en  la  pluralidad, sin  reducir  espacios  a  las  minorías  representativas o  si  seguiremos  refuncionalizando  al antiguo  régimen, con  la  tensión  permanente  entre  centralismo  y  federalismo, la  descalificación  permanente  entre  Ejecutivo  y  Legislativo, el  culto  a  la  personalidad  unipersonal  como  sustituto  de  la  fortaleza  y  prestigio  de  las  instituciones? La  propaganda como  subterfugio  para  la  manipulación  social, ante  la  ineficacia  política, ante la incapacidad de definir el aparato del Estado democrático y participativo que exige la viabilidad y vigencia del México del Siglo XXI, moderno y soberano.

 

              El  país  requiere  soluciones, de  fondo. No requiere maquillaje. Si  queremos  que  la  reforma  política  no  parezca  un  distractor, cuando  las  prioridades  de  nuestro  pueblo  tienen  que  ver  con  la  sobrevivencia  del día con día, y  la  búsqueda  de  oportunidades, ingreso y  empleo, discutamos  a  fondo  el  destino  de  la   República, para  que en  esta  época  de  cambios  y  desafíos  en  todos  los ordenes, nuestro  país  llegue  a  buen  puerto. En  ello,  encontraran  la  disposición  del  PRI.

 

Gracias.»

 

Después de leerlos, medite y reflexione, se dará cuenta de cómo aflora el cinismo y la soberbia priista.  Yo me limito a decir: "No se puede tapar el sol con un dedo"

 


«El respeto a la ley enaltece nuestro espíritu»

No hay comentarios:

Publicar un comentario