martes, 12 de enero de 2010

La docencia en la educación

 

Por: Antero Duks

 

La educación es un factor vital para el desarrollo de cualquier país; sin embargo, México sigue sin hacer su tarea al respecto. Tras revisar las evaluaciones nacionales e internacionales, sólo podemos concluir que la labor docente deja mucho que desear.


Exámenes como la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (Enlace) y Programme for International Student Assessment (PISA, por sus siglas en inglés, que nos coloca en los últimos lugares) dejan en claro que nuestros jóvenes simplemente no aprenden.


Se dice que México es una las naciones de América Latina que gastan más en educación; sin embargo, sólo 0.8 por ciento de los alumnos de secundaria alcanzan un nivel de excelencia, según la prueba PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el número aproximado de aciertos de nuestros educandos es de alrededor del 50 por ciento de la puntuación total.


No es de extrañar, pues, que del Examen Nacional de Conocimiento y Habilidades Docentes sólo 25 por ciento de quienes participaron para contender por una plaza de maestro, recibieron la calidad de "aceptable", hubo quien lo reprobó y sigue dando clases.


Uno de los estímulos más importantes que da la Secretaría de Educación Pública es la carrera magisterial, pero también ha dejado de manifiesto la escasa calidad docente. De acuerdo con información publicada por Milenio Diario, obtenida a través del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI): "Más de 31 mil profesores que presentaron el Examen Nacional para la Actualización de los Maestros en Servicio (ENAMS) en 2008 reprobaron, lo que representa 48 por ciento de los 65 mil 529 sustentantes, y de ellos, 95 no contestaron correctamente ninguno de los 60 reactivos de la prueba" (8-VI-08).


Francisco Mendoza Trejo, director del Instituto de Fomento a la Investigación Educativa, advierte a Forum: "Sería bueno que hubiera incentivos relacionados con los resultados, es muy limitada la carrera magisterial y le da mucho peso a cuántos cursos tomó el profesor durante el año, cuál es su grado académico, su antigüedad y muy poco peso al resultado de los alumnos y al desempeño del profesor. Hay que invertir eso, que los resultados de los alumnos sean los que cuenten y no si tengo 20 o 30 años haciéndolo mal".


Sobre el examen para ingresar al magisterio que reprobó 74.9 por ciento, acota: "Estos aspirantes a docentes son una minoría, alrededor de 70 mil contra más de un millón que hay. Para que esto vaya realmente al fondo del asunto deberíamos empezar a evaluar a los maestros en servicio y a los maestros de las normales y unidades pedagógicas nacionales. Existen egresados de normales donde ninguno de ellos aprobó el examen de admisión siquiera, es decir, están egresando personas sumamente mal preparadas".


"No hay rendición de cuentas, el profesor en ejercicio si hace una buena labor no le es reconocida, si hace una pésima labor no pasa nada. La Secretaría de Educación Pública no despide a sus profesores hagan lo que hagan, lo más que les puede suceder es que los cambien de escuela. En la evaluación de los alumnos estamos viendo los resultados de este esquema y no han adquirido las habilidades necesarias para competir en este mundo moderno. Los profesores tienen que ser evaluados y prepararse mejor ellos y a sus alumnos. Los profesores cuyos alumnos sistemáticamente salgan mal en sus pruebas deben ser separados del servicio para que no sigan haciendo daño a los alumnos", propone el especialista.


Sin embargo, una depuración así tendría que enfrentarse a uno de los sindicatos más poderosos del continente.


—Más fuerte que el sindicato es la sociedad y yo creo que un paso adelante es que haya una muy amplia difusión de los resultados que tienen las escuelas. En la página www.ifie.edu.mx están publicados. En la medida en que los padres de familia se den cuenta en qué lugar está la escuela, donde estudian sus hijos, podrá generarse un movimiento de mayor exigencia, y si queremos tener mejores escuela tenemos que ser más exigentes con los profesores y directores y la información es lo que nos puede dar fuerza. Que haya evaluaciones a los alumnos ya es un gran avance. A partir de que México empezó a participar en la prueba PISA, empieza la sociedad a reaccionar.
Hay una gran cantidad de profesores que no se preocupan por su preparación, si les aplicáramos la prueba Enlace vería usted que no salen mejor que los alumnos. Ahora hay que aplicar una prueba a los alumnos que cursan las normales y hacer un ranking de normales.


Cuando uno se acerca a la lucha de los estudiantes de diversas normales, se encuentra que entre sus exigencias está que se les garantice una plaza al concluir sus estudios, lo cual evitaría que se seleccionen a los mejores maestros y refleja el vil chambismo.
—Desgraciadamente la gente que atrae la profesión docente, regularmente es gente que quiere una chamba, sobre todo un trabajo seguro, pero poca gente con vocación. Necesitamos mejorar las condiciones de trabajo para atraer a mejores candidatos.


La doctora Eva Francisca Rautenberg Petersen, coordinadora del Área Teoría Pedagógica y Formación Docente de la Universidad Pedagógica Nacional, refiere a que hace años se ofrecía la garantía de trabajo por el puro hecho de haber estudiado en una normal, para atraer gente a la docencia y en algunos lugares no se ha podido romper con esa idea. Añade: "Esta época de insatisfacción que se tiene del desempeño de los profesores, sí tiene que ver con su formación. Pero también me parece que están incorporando con demasiada prisa nuevos enfoques, de manera que todavía no acaban de entender uno y ya viene el siguiente y no terminan de identificarse con ninguna postura o planteamiento. Por ejemplo, ahora se va poniendo énfasis a la educación por competencias".


¿A qué atribuye estos vaivenes de paradigmas?


—Hay una subestimación del propio potencial de construcción de los mexicanos, de manera que siempre estamos pensando que lo que viene de fuera es mejor y nuestro referente inmediato son los españoles. Eso hace que estemos en México bajo los vaivenes de lo que sucede en otro lado, pues hay una suerte de desprecio por lo mexicano. No hemos logrado reconocernos, porque de que hay experiencias, las hay.


Pasa a otro rubro: "En la formación en la práctica, eventualmente se reiteran patrones que no son los más afortunados. En este momento se ha ido soslayando lo teórico y son más pragmáticos y eso tiene la desventaja de que no van entendiendo por qué son los procesos y no pueden definirlos, ni reconstruirlos, pierden la capacidad de reflexionar teóricamente y darle sustento a las practicas que solamente repiten y repiten mal. ¿Si hice algo incorrecto qué me permite darme cuenta?


"Durante su proceso de formación realizan prácticas escolares y les sirven de ejemplo los profesores de generaciones anteriores y no todas las prácticas son dignas de imitarse. Además, las hacen muy en el contexto de satisfacer al maestro con el que van a practicar", concluye la investigadora.


Lo cierto es que entre la mala preparación, la repetición al infinito de prácticas obsoletas y la falta de rendición de cuentas, la docencia en México salvo honrosas excepciones está por los suelos.

 

«Por mi patria hablará la razón de la justicia»
 



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